Las ideas sobre los ángeles custodios pueden ser muy diferentes en las distintas religiones y culturas que conforman nuestro mundo. Sin embargo, los podremos definir como seres que habitan en otras esferas, que representan la gracia divina y tienen poderes que van más allá de nuestra imaginación.
Se dice que todos tenemos un ángel de la guarda desde que nacemos, que nos acompaña durante toda la vida y cuida de nuestro desarrollo espiritual. Los ángeles custodios están siempre con nosotros y nos ayudan cuando hay peligro o nos enfrentamos a dificultades.
Sin embargo, los mensajeros celestes sólo pueden intervenir a nuestro favor, si lo permite el plan divino. Por lo tanto, es muy posible que nos abandonen en circunstancias difíciles y que no nos alejen de ciertas desgracias. Eso lo hacen o lo dejan suceder, cuando necesitamos esas experiencias para nuestro proceso de maduración expiritual. Los ángeles de la guarda jamás nos ayudarán a dañarnos a nosotros mismos o a nuestros próximos.
FORMAS DE LOS ÁNGELES DE LA GUARDA
Un ángel de la guarda casi nunca toma forma física. En algunos casos, los mensajeros celestes se daban a conocer en forma de rayos de luz, que podían ser débiles pero a veces también muy radiantes. En otros, las personas creían haber visto a seres queridos que, sin embargo, ya habían muerto, y por lo tanto, no podían ser ellos. También su presencia se ha hecho notar a través de sonidos agradables que, sin embargo, eran inexplicables. Algunas veces su proximidad se ha manisfestado en forma de un suave soplo de aire. Según las personas que han vivido este tipo de experinecia, la mayoría de los encuentros no han sido físicos, sino perceptibles a través de sentimientos.
Son muy pocos los casos en los que un ángel custodio se ha manifestado a un ser humano. Los mensajeros celestes suelen actúar en secreto. De todos modos, hay maneras de entrar en contacto con estos seres sobrenaturales, a través de nuestras almas y nuestros pensamientos.
PONERNOS EN CONTACTO CON NUESTRO ÁNGEL CUSTODIO
Para lograrlo hay que tratar de crear un nivel de vibración espiritual capaz de unirnos a ellos. Es necesario deshacerse de todos los sentimientos oscuros y negativos, como la envidia, el odio, la venganza o la violencia, y además hay que estar en sintonía consigo mismo. Esta es la única manera de entrar en contacto con un ser superior.
Después de cumplir estas condiciones, es necesario ponerse en un estado de trance, que es la clave para la meditación. En este estado, comparable a la fase inmediatamente antes de dormirse, las ondas cerebrales alcanzan una frecuencia especial, conocida como ondas alfa. En esa situación no sólo se puede expandir la conciencia, sino también mejorar la percepción y así es posible entrar en contacto con los ángeles.
En los círculos especializados ese tipo de contacto esconocido como «channeling», lo que significa «buscar un canal». Obviamente, no es un proceso fácil y, por lo tanto, lo practican en primer lugar las personas conocidas como médiums de channel, que disponen de la especial habilidad de encontrar «el canal» adecuado.
Cualquiera de nosotros puede aprender a practicar el channeling, pues todos tenemos los requisitos necesarios para convertirnos en médiums. Desafortunadamente, para desarrollar las habilidades necesarias no sólo se requiere cierto talento, sino también hay que practicarlo intensamente. El que tenga la voluntad, la disciplina y la paciencia para adentrarse en esta materia, algún día quizá podrá realmente comunicarse con su ángel de la guarda.