Para los indios, la tierra es la madre de todos los seres vivientes y el fundamento básico y esencial de la vida. Con gran paciencia y generosidad ella nutre y mantiene la existencia de todos sus hijos – plantas, animales y seres humanos. Según esta doctrina india la totalidad de la vida humana está basada en un círculo mágico, que ellos llaman la Rueda de la Medicina.
Esta Rueda de la Medicina abarca todo lo que sucede en el mundo. Revela la conexión del alma con el cosmos y la naturaleza, simboliza el día y la noche, las estaciones del año, los movimientos de los astros, el ciclo lunar de luna nueva a luna nueva, así como el nacimiento, la muerte y el renacimiento. En general, este círculo mágico juega un papel muy importante en la vida cotidiana de los indios, todo se rige y se orienta hacia él. Sus viviendas y aldeas siguen la forma del círculo, en sus reuniones, encuentros y fiestas los participantes se sientan en forma de círculo.
En el centro de la Rueda de la Medicina se encuentra la piedra creadora, llamada «Wakan Tanka», que representa la fuerza de la vida y mantiene la rueda en movimiento. Está rodeada por los cuatro elementos y los símbolos de las cuatro direcciones (norte, sur, este y oeste). Cada uno de los cuatro puntos cardinales está representado por un guardián del espíritu. Estos seres espirituales tienen la tarea de guiar a los hijos de la tierra en dirección a la fuente de energía que representan y de ayudarles a ascender a las esferas espirituales de la existencia.
Los elementos definen a qué clan pertence un individuo a partir de su nacimiento y con qué elemento natural (tierra, fuego, agua y aire) está conectado. En el clan de los elementos se encuentran todas las propiedades y características, fortalezas y debilidades, que un ser humano comparte con su tribu.
El círculo exterior de la Rueda de la Medicina representa el viaje de la vida y también el transcurso del año. Según la creencia india, el individuo entra en este círculo mágico en el momento de su nacimiento y recibe entonces ciertas características, habilidades y tareas que comprate con un miembro particular del reino animal, este es su tótem. Durante toda su vida aprenderá de su animal totémico a conocerse mejor a sí mismo y a reconocer los lazos espirituales que le unen a los demás y al mundo natural. Por encima de todo, el deber del ser humano es mostrar afecto, reverencia y gratitud a su designado tótem animal, por recibir de él estos conocimientos y enseñanzas.
En el momento de su nacimiento la fase y la posición de la luna determinan qué tótem animal recibirá el ser humano. Estos pueden ser los siguientes: un ánsar, una nutria, un puma, un halcón, un castor, un ciervo, un pájaro carpintero, un esturión, un oso pardo, un cuervo, una serpiente o un wapití. Cualquier animal, por pequeño que sea, puede convertirse en tótem. El animal totémico tiene la función de asistente espiritual y establece la conexión entre el ser humano y el «Gran Espíritu».
Algunas plantas y árboles (abedul, álamo, llantén, diente de león, milenrama, rosa silvestre, frambuesa, violeta, gordolobo, el cardo y el abeto negro) o piedras (cuarzo, plata, turquesa, ópalo de fuego, crisocola, ágata de musgo, cornalina, granate, amatista, jaspe, malaquita y obsidiana) también pueden ser tótems.
Los monumentos de madera equivocadamente llamados también «tótem», no tiene, sin embargo, nada que ver con esta asociación de seres humanos y guías espirituales. Estos monumentos son emblemas de una familia, que llevan como adorno sus animales heráldicos y sirven para conmemorar la construcción de una casa u otros eventos memorables. Cada familia tiene su animal heráldico, que no sólo se encuentra en estos monumentos, sino también como ornamento en todo tipo de objetos, tales como las paredes de una casa, los techos y las armas.
Desde que al nacer el ser humano entra en la Rueda de la Medicina, su deber es recorrerla todas las veces que pueda, para así descubrir y conocer las diferentes trayectorias y numerosas posibilidades que ofrece la vida. Cada posición dentro de la Rueda trae nuevos conocimientos que amplían y enriquecen su existencia.
El mensaje principal de la Rueda de la Medicina es no permanecer nunca quieto, estar siempre en movimiento, cambiar constantemente y crecer.