El origen histórico del tarot está rodeado de misterio y conjeturas. Algunos creen que procede de los libros sagrados del antiguo Egipto, otros que se originó en la India o en China y que los gitanos lo introdujeron en Europa. Hay quien piensa que fue inventado por un grupo de cabalistas de la Edad Media. En sus símbolos se han detectado influencias tan variadas como ritos griegos, el gnosticismo, el neoplatonismo, el hermetismo, los cátaros, las antiguas filosofías árabes e indias y la cábala judía. Se ha dicho que el tarot atesora los secretos del universo y encierra la llave de la verdadera naturaleza de los seres humanos.
LAS PRIMERAS CARTAS
La descripción más antigua que conocemos del tarot se remonta a 1392, cuando el rey Carlos VI de Francia adquirió tres barajas. Las cartas, encargadas a un artista – posiblemente Jacques Gringonneur, astrólogo y cabalista -, eran magníficas, tal como correspondía a un destinatario de la realeza. Durante mucho tiempo se pensó que también formaban parte de esa baraja otras diecisiete cartas sobre papel vitela, con bordes de oro y pintadas en plata, lapislázuli y un pigmento rojo llamado «polvo de momia», aunque actualmente se sabe que son italianas o de una manufactura posterior.
Muy probablemente el tarot fue anterior a los naipes, aunque están relacionados entre sí. Se conservan muestras de barajas del siglo XV destinadas al juego y a la educación, como por ejemplo una baraja que describe el orden del universo. Pero hay pruebas de que los naipes se extendieron por Europa muchoantes. Las apuestas con cartas fueron prohibidas en la Alemania actual hacia 1378, aunque en 1379 fueron uno de los actos más relevantes de un festival celebrado en bruselas y, en el mismo año, los libros de contabilidad del Duque de Brabante (actualmente Bélgica) registraron una suma pagada por un abaraja. En 1380, el Código de Nuremberg aprobó las partidas y, tres años más tarde, fueron autorizadas en Florencia. Sin embargo, en 1397 los parisinos aún tenían prohibido jugar a las cartas durante los días laborables.
La imaginería del tarot y de otras cartas se ha asociado con las ceremonias festivas medievales en Italia. Esos espectáculos, llamados «Triunfos», eran organizados por las familias nobles y solían describir historias dramáticas con un fondo moral, posiblemente relacionado con antiguos autos sacramentales. En el siglo XV, surgió un juego de cartas llamado Triunfos, que bien podría haberse originado a partir de las cartas creadas con ocasión de esos espectáculos, encargadas por el patrón u obsequiadas por un artista agradecido.
En 1423, Bernardino fue el responsable de la destrucción de una serie de barajas diseñadas para importantes familias italianas. La baraja Visconti, creada por Filio Visconti, duque de Milán, se salvó milagrosamente de las llamas, y es una de las barajas más famosas que han llegado hasta nuestros días.
CLASES DE BARAJAS ANTIGUAS
A causa de las barajas encontradas en Italia, mucha gente sitúa los orígenes del tarot en ese país. Hay quien asegura que la baraja realizada en 1412 por el boloñés Frances Fibbia, príncipe de Pisa en el exilio, es precursora del juego de 78 cartas que ha llegado hasta nuestros días, aunque no contenía cartas inferiores al seis. Conocida como el Tarocchino y posiblemente utilizada para jugar a un juego inventado por el mismo príncipe, fue muy elogiada en su época. Hay quien piensa que el príncipe inventó los símbolos del tarot o que los adaptó de un modelo antiguo.
El artista Marziona de Tartona copió la baraja de Boloña en 1415 y añadió las cartas inferiores al seis, sumando un total de 78. Otra baraja italiana de esa época, La Florentina (o Minchiate) que inspiró al pintor y grabador Alberto Durero, constaba de 78 cartas de tarot, pero añadía los 12 signos astrológicos, los cuatro elementos – tierra, aire, fuego y agua – y cuatro de las siete virtudes – fé, esperanza, caridad y prudencia -.
A lo largo de los siglos, historiadores y ocultistas han estudiado el tarot y han creado sus propias barajas: Wirth, Grand Etteilla, Thoth y Rider. Algunas son variaciones de antiguas barajas. Sus nombres y símbolos se corresponden a las interpretaciones de cada diseñador. Sin embargo, los símbolos de la baraja de Marsella – generalmente aceptada hoy en día como estándar y descrita a lo largo de este libro – se basan en fuentes medievales estudiadas por el historiador francés Antoine Court de Gébelin en 1773 y apenas alteradas respecto a los grabados en plancha originales.